domingo, 2 de octubre de 2011

A la estantería (XXV)


QUINCE DÍAS DE NOVIEMBRE, de José Luis Correa, editado por Alba Editorial. Este es el primer caso del detective canario Ricardo Blanco. Una joven lo contrata para investigar la muerte de su prometido, quien aparentemente se ha suicidado. Ricardo Blanco entrará a investigar en el ambiente "bien y pijo" de Las Palmas de Gran Canaria. Muy recomendable.


De José Luis Correa me remito a lo ya comentado en otras entradas de este blog, a las que puedes acceder pinchando aquí.




LA ACABADORA, de Michela Murgia, editado por Ediciones Salamandra. Corta novela que utilizando el fondo de una cultura y costumbres ancestrales de Cerdeña, nos cuenta la historia de una mujer que, como dice la reseña del propio libro, "reconforta a quienes se acercan al final del camino." La historia la cuenta Maria, una niña a la que esta mujer "adopta", en un sentido culturalmente sardo. Recomendable.

Michela Murgis (Cerdeña, Italia, 1972), es la autora de esta interesante novela, ha publicado varios trabajos, aunque no los he visto traducidos al español. No la conocía y me ha agradado mucho; a medida que leía esta historia me traía recuerdos del estupendo Leonardo Sciascia, al menos en su vertiente costumbrista de otra isla, también italiana, como Sicilia.







EL ÁNGEL OCULTO, de Lorenzo Silva, editado por Editorial Destino (también disponible en bolsillo, en Booket, que es la portada de la imagen.) Hugo Moncada decide dejarlo todo y marchar a Nueva York, tras una serie de acontecimientos que interpreta como señales. El hallazgo de un libro con cuyo autor se identifica, le hace querer encontrarle y enterarse de su verdadera historia. El autor del libro encontrado era otro español emigrado a USA en los años 20 del siglo pasado. Muy recomendable.

Del autor, Lorenzo Silva, me remito a lo expuesto en otras entradas y reseñas, a la que se puede acceder pinchando aquí.

Me ha encantado este libro, su planteamiento, los dilemas del protagonista, las historias que llevan al exilio, a buscar nuevos lugares. Supongo que todos lo hemos sentido, y la verdad es que me vino a la cabeza el poema del griego Constantino Cavafis, (Alejandría, Egipto, 1863-1933) titulado La Ciudad:

Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
Y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

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