jueves, 21 de enero de 2010

De otra gran obra epistolar.

El pasado 12 de noviembre de 2009, subí la entrada que llamé De las composiciones epistolares, donde presenté el estupendo libro de Helene Hanf titulado 84, CHARING CROSS ROAD, que recogía la relación epistolar entre la autora y una librería de lance londinense, cuya dirección daba título al libro.


Hoy me gustaría proponer una gran obra, también de base epistolar, que tiene un gran interés, especialmente por la aportación histórica. Se trata del libro CARTAS A SU HIJO, de Lord Chesterfield, editado por la Editorial Acantilado.


El libro es un conjunto de cartas que remitió el autor a su hijo natural, con el objetivo de formarle y convertirlo en un personaje importante en el mundo político británico. Las cartas fueron escritas a lo largo de varios años en el siglo XVIII, y básicamente mientras el destinatario vivía y se formaba en París.



Me sorprendió lo actual y fresco que me pareció el texto, la insistencia en el conocimiento, el trabajo, la formación, etc. con el que continuamente el aristócrata bombardeaba, aconsejaba, o instruía a su hijo. Hoy insistimos en el concepto de Calidad en el trabajo, en las cosas bien hechas y son, desde luego, importantes, pero lo que se "vendía" en los 80 y 90 como el sistema de gestión de futuro, el ejemplo japonés de la mejora continua, y todo eso, en el XVIII se llamaba la búsqueda de la perfección.

El autor (en la foto), cuarto conde de Chesterfield, se llamaba Philip Dormer Stanhope (1694-1773) era el prototipo del aristócrata ilustrado. Fue un gran personaje público en la Inglaterra de la época, y tuvo un hijo, el único, mientras fuer embajador de su país en La Haya (Holanda.)


El texto es un auténtico tratado sobre el "hombre de mundo", y abarca temas tan dispares como la moda, la conversación, la relación con los demás, la sociedad y cómo medrar en ella ... Es, además un magnífico retrato de la Europa diplomática y política de la época.


La historia nos dice que el hijo murió demasiado pronto para colmar las aspiraciones sociales,profesionales y políticas que anhelaba el padre. Además se casó con una joven en secreto, sabedor de que no iba a tener la aprobación paternal. Es por la viuda por la que conoceremos estas cartas, pues las reunió y publicó para obtener fondos tras la muerte del aristócrata, pues es de suponer que a éste no le habría complacido ver su correspondencia hecha pública.


Navegando por la red encontré un artículo publicado en EL PAÍS en abril de 2006, titulado Razón de mi razón, donde aprovechando la reedición de este antiguo texto por esta editorial, se hace un buen análisis de la obra y de las corrientes de historiografía.

¿Te gusta este tipo de obra epistolar? ¿Conocías esta obra? ¿La has leído?



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